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¡BEAFAIT, BEAUFATT, BEAUFET!

QUADRO GALERÍA

2017

El retrato de un hombre en lo de alto de la galería parece agenciar la escena que se desarrolla abajo: una disposición de pinturas, dibujos, esculturas, objetos que diagraman sobre lo mágico y el eterno y móvil juego en la relación entre las palabras y las cosas. No se logra distinguir con exactitud a qué responde el gesto de ese retrato, que propone un estado de fuerte extrañamiento.

Extrañamiento que se confunde con la incomodidad de estas piezas que proponen acercamientos ligados a la transformación, la manipulación del tiempo, los portales y la arquitectura antigua que, junto al uso del fluorescente y la escritura de raigambre ritual, se encadenan a un listado-sentencia. Pareciera ser mucho y aturdidor. Y es así.

Beafait, beaufatt, beaufet fueron y son algunas de las diversas maneras de nombrar a partes constitutivas de un mueble preciso. El tiempo y su uso en la oralidad y corporalidad hizo que su nomenclatura precisa se deformara y existieran varias acepciones en la nominación de este objeto. ¿Cuál es, entonces, su designación precisa?

Julieta Barderi se interesa en la relación impertinente de la correspondencia entre la nominación y su objeto. Busca, diagrama, se extraña, se divierte en esos vínculos imposibles y siempre en movimiento. En esta exposición presenta un conjunto de obras que cada una es el eslabón irremplazable que habilita que ese conjuro mágico nuestro de cada día surta efecto en esa tarea dificultosa: que su enunciación sea precisa.   

Sebastián Vidal Mackinson, sept. 2017

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